Es una pregunta legítima y muy común: “¿Qué pasa si no me gusta el resultado final?”
Y como fotógrafo profesional, me parece fundamental aclararlo con transparencia desde el principio.
1. El punto de partida: objetivo, presupuesto y viabilidad
Antes de disparar una sola foto, tenemos que hablar. Ya sea por videollamada, con cita previa en mi estudio o desplazándome (dentro de España, con costes añadidos), necesitamos sentarnos a definir:
- ¿Qué objetivo tiene tu proyecto?
- ¿Qué referencias visuales tienes en mente?
- ¿Cuál es tu presupuesto real?
Una de las claves del éxito es tener expectativas claras y realistas. Porque uno de los errores más comunes es tener 500€ de presupuesto y querer una producción de moda estilo Vogue: modelos, maquillaje, estilismo, estudio, edición avanzada… O querer un vídeo con estética de Spielberg con 1.000€. Lo digo con respeto, pero también con honestidad: si la idea que tienes en mente no encaja con tu presupuesto actual, te lo diré.
No para desanimarte, sino para explicarte cuánto costaría realmente, o para buscar alternativas viables dentro de lo que puedas permitirte. Eso sí: si la exigencia es máxima pero el presupuesto mínimo, prefiero no asumir el proyecto. Porque si el resultado no cumple tus expectativas (por razones de presupuesto), ambos terminaremos insatisfechos.
Es como querer comprar un Audi último modelo con 800€. En el mundo audiovisual, pasa lo mismo.
2. Durante la sesión: trabajar contigo, no para ti
En las sesiones de fotos de producto, es muy importante que estés presente o que haya alguien de tu equipo conmigo para verificar el trabajo en tiempo real.
Mi responsabilidad es enseñarte cada toma y repetirla tantas veces como sea necesario hasta que encontremos el ángulo, iluminación y encuadre ideal para mostrar tu producto de la mejor manera.
Yo me encargo de cuidar cada detalle técnico: textura, volumen, fidelidad del color, iluminación… pero tú tienes la última palabra.
Una vez termina la sesión, revisas todo el material y eliges las imágenes que deseas para edición. Antes de comenzar a editar, firmamos una hoja de conformidad. Solo entonces paso a la siguiente fase.
3. ¿Y si algo no sale como esperábamos?
Puede pasar. A veces se usa un atrezzo que no termina de convencer. O se prueba una ubicación urbana que sobre el papel parecía bien, pero al llegar no funciona. Esto es habitual en fotografía, vídeo y cine.
En ese caso, se puede parar la producción, replantear y retomar más adelante. Implicará nuevos costes, pero es mejor eso que terminar con un material que no te gusta.
Lo mismo puede pasar con modelos, vestuario, peinados, fondos… Si no encaja, es mejor frenar y revisar. En fotos con fondo neutro es menos común, pero también puede suceder.
4. La edición: sutil, profesional, sin abusos
Mi estilo de edición es avanzado pero natural. No hago retoques excesivos ni manipulaciones que hagan parecer que la foto no es real. Ajusto lo necesario para que todo luzca perfecto, respetando la estética aprobada por el cliente tras la sesión.
Subo las fotos editadas a una galería online para su revisión. Si alguna imagen no te convence, puedes pedir ajustes específicos por foto. Trabajo contigo para afinar el resultado.
5. ¿Y si no me gusta el resultado final?
Aquí viene la parte más delicada.
Una pregunta muy común es: “Juan, ¿me devuelves el dinero si no me gusta el resultado final?”
La respuesta es no. El dinero ya pagado cubre la sesión de fotos, la preparación, el tiempo invertido, el trabajo realizado. Es un pago por servicios ya prestados, no un depósito reembolsable.
Lo mismo aplica si hubo costes de ubicaciones, alquiler de estudio, modelos, ayudantes… Esos gastos ya se han ejecutado.
En resumen:
- Siempre pongo todo mi empeño, profesionalismo y experiencia para que el resultado te encante.
- Antes de disparar, revisamos si la idea es viable según el presupuesto.
- Durante la sesión puedes intervenir, revisar y pedir cambios.
- Después seleccionas las fotos y firmamos conformidad antes de editar.
- Se pueden hacer ajustes sutiles por imagen editada.
- Pero el anticipo no se devuelve, porque cubre un trabajo ya realizado.
Mi compromiso es la calidad y la honestidad. Prefiero ser claro desde el principio que crear falsas expectativas. Y si alguna vez algo no sale como se esperaba, lo mejor es parar, replantear, y volver a intentarlo con nuevas ideas.